Bypass gastroileal en la cirugía de la obesidad y la diabetes tipo 2

El bypass gastroileal fue desarrollado por Resa hace más de catorce años para tratar pacientes obesos mórbidos de alto riesgo, con problemas cardiacos y respiratorios importantes que precisaban una cirugía rápida y muy segura, para no poner en riesgo su vida. La idea era hacer un bypass gastroileal en un primer tiempo y posteriormente, con el paciente recuperado, más delgado y en mejores condiciones médicas completar el bypass biliopancreático. Dados los buenos resultados en pérdida de peso y recuperación de patologías asociadas a la obesidad, ningún paciente precisó el segundo tiempo del bypass biliopancreático, por lo que se pudo considerar el bypass gastroileal como una técnica definitiva. Poco a poco esta intervención se pudo ir generalizando encontrando en la actualidad que se trata de la intervención más sencilla, rápida y segura que conocemos, ofreciendo al paciente una recuperación precoz y una ingesta más satisfactoria que las operaciones con estómago más pequeño.


El bypass gastroileal se utiliza para solucionar la obesidad y sus patologías concomitante en pacientes con cualquier índice de masa corporal superior a 35 o la diabetes en pacientes con índice de masa corporal entre 30 y 35. Nosotros damos a cada paciente la medida de intestino adecuada para su tratamiento y sus necesidades de pérdida de peso.

La intervención consiste en la realización de un 'bypass', eficaz en el adelgazamiento, pero que no supone una reducción importante del estómago, lo que permite a los pacientes comer normal sin necesidad de cambiar sus hábitos de ingesta a largo plazo (se precisan 3 meses aproximadamente de adaptación), circunstancia que proporciona "una gran calidad de vida". Además, la simplificación técnica evita muchas complicaciones postoperatorias a corto y largo plazo. El hecho de ser una intervención de mínimo riesgo la hace ideal para el tratamiento de cualquier tipo de paciente.

Una cirugía suave, tan corta y tan mínimamente traumática, de tan poco daño, proporciona una recuperación extraordinariamente rápida, con dolor prácticamente inexistente, movilidad muy temprana y tolerancia de los alimentos muy precoz.

El hecho de necesitar tan poca disección disminuye drásticamente la posibilidad de hemorragia y al existir una única anastomosis las posibilidades de fugas, muy escasas en todo caso, descienden a la mitad. El tiempo de operación tan escaso, 30 minutos, evita las complicaciones anestésicas y quirúrgicas, convirtiendo a esta intervención en una cirugía de similar riesgo a la cirugía laparoscópica de la vesícula.